Comencé a bailar a la edad de 5 años y conservo los recuerdos muy vivos en mí.
Mi primera maestra fue Matilde Peón Veiga, bailarina y maestra. Estricta en la expresión y en el transmitir de la Danza. Con ella aprendí que la Danza sin pasión es un río sin caudal.
Durante mi adolescencia pude formarme y graduarme en la NATD. Y conocer a una gran maestra de maestros Kitty Oakes. Dedicó toda su vida a enseñar a bailar.
Ella fue la examinadora durante mi primera etapa de aprendizaje y con la gran suerte de poder ir forjando una gran amistad.
Su disciplina era tan estricta como su amor por la Danza. Gracias a ella y a su familia conocí el camino para difundir la Danza.
A los 20 años fundé mi escuela, sin olvidar que un bailarín debe seguir formándose. Seguí con los cursos de formación para el profesorado en Inglaterra y España. Con profesores como: Paloma do Pico, Jilliam Webber, y con la gran bailarina internacional Alicia Alonso.
Con más de 30 años en la enseñanza y 45 en la Danza puedo decir que mis grandes maestros son mis alumnos, exigentes por las ganas de vivir su pasión y comprometidos con su vocación. De ellos aprendo diariamente.
Mi creación artistica ha sido el lienzo donde dar forma a mi carrera profesional: Danza, teatro, TV, musicales, pintura, talleres y un sin fin de Proyectos Realizados, utilizando siempre el arte como vía de expresión.
Sigo aprendiendo para que la Danza me sorprenda en la capacidad de transformación.
Como bailarina y maestra no dejo que las heridas en los pies sean un impedimento para seguir bailando. Sabemos que una buena Piruette, lleva horas de trabajo y siempre estar dispuesta a improvisar en el último momento.